Última actualización 12/06/2023 por myspanishsoul
Vivir en el extranjero, lejos de tu familia y amigos, puede hacerse cuesta arriba. Aunque en mi caso, tiene un poco de adictivo. A veces te encuentras a ti misma preguntándote si tiene sentido estar tan lejos de la gente que quieres. Después reflexionas sobre si merece la pena «perderte» tantas cosas. ¿Realmente es así? ¿No te perderías también muchas cosas si renunciaras a la posibilidad de vivir una temporada fuera de tu país?
Contents
¿Qué me gusta de vivir en el extranjero?
Abre tu mente
Vivir en el extranjero te permite conocer gente de otros lugares con costumbres diferentes y te enseña a ser más tolerante. Te das cuenta de que eres uno más en un planeta inmenso lleno de personas con otros problemas e inquietudes, muy diferentes a los tuyos.
Aprendes idiomas más fácilmente
Aunque seguro que conoces a alguien que lleva viviendo en un país que no es el suyo años y aún no ha aprendido el idioma, digamos que no es lo normal. Ni mucho menos lo ideal. Una de las grandes ventajas de vivir en otro país es que tienes la infraestructura perfecta para aprender a hablar como un nativo ese idioma que tan imposible de aprender te resultaba cuando ibas a clases en España.
Si te planteas aprender alemán con éxito, Lingoda puede ser tu solución.
Valoras más lo que dejaste atrás
Cuando llegaste a tu país de acogida pensabas que en España todo iba muy mal. Trabajo precario, burocracia infinita, corruptos por todos lados. Quizá vivir en el extranjero te haya servido para darte cuenta de que ni unos tanto, ni otros tan poco. Vale que en España no somos perfectos, pero en ciertas cosas les damos algunas vueltas a más de uno. Si nunca te hubieras ido, a lo mejor nunca te habrías dado cuenta de este detalle 😉 .
En una cosa en la que considero que resaltamos en España es en nuestra capacidad para improvisar cuando algo no sale como estaba planeado. Aquí más de uno se «cortocircuita» si lo sacas del guion. Y otra cosa que veo es que los españoles tenemos una capacidad de trabajo brutal comparado con otras nacionalidades. Como siempre, no se puede generalizar. Pero en términos prácticos, es una verdad como un templo :).
Mejor calidad que cantidad
Lo ideal es tener mucho tiempo y de mucha calidad para pasarlo con la gente que quieres. Puestos a que no se puede tener todo en esta vida, yo me quedo con la calidad antes que la cantidad. Ya que por vivir en el extranjero, pasas menos tiempo con mucha de la gente que más quieres. Cuando llega el momento te esfuerzas porque esos días en los que estáis por fin todos juntos, sean los mejores. Lo bueno de esto es que seguramente por el otro lado hagan también lo mismo. Al final te quedas con lo mejor de cada uno y tú dando lo mejor de ti los ratitos que os veáis.
Salir de tu zona de confort
Parece que está de moda hablar de esto, pero creo que es una realidad. Cuanto más te esfuerces por complicarte la vida, en el mejor sentido de la palabra, más satisfecho te sentirás después. Comprobando que tus límites no están ni mucho menos donde tú pensabas (sino mucho más allá) y sorprendiéndote cada día con todo lo que la vida te tiene guardado.
Cuando llegué a Alemania no sabía apenas alemán y solamente escuchaba lo difícil que era. Sin embargo, no hice caso a los pesimistas y me dispuse a aprenderlo cuanto antes. ¿Que si tenía miedo a que no pudiera aprenderlo tan rápido como quería? Por supuesto. Pero, por suerte, me pude dedicar por completo a ello y cumplí mi propósito de aprender alemán en seis meses. Si nunca hubiera salido de mi zona de confort, nunca habría descubierto de lo que soy capaz y, por lo tanto, me habría perdido un montón de satisfacciones personales. Anímate y ve a por ello.
Vivir en el extranjero te regala amigos de todos lados
Es otra de las cosas buenas de vivir en el extranjero. Ahora no solamente cuentas con tus amigos de siempre, sino que has hecho amistades nuevas. Muchas de ellas procedentes de tu país de acogida, aunque puede ser que también de muchos sitios más.
Haces tuya la canción «Los amigos de mis amigas son mis amigos«. Vives la globalización en primera persona dándote cuenta de lo distintos (y a la vez parecidos) que podemos llegar a ser aunque procedamos de sitios muy diferentes.
Ahora comes de todo
Si hasta hace unos años no había quien te sacara de la tapa de ensaladilla o el salmorejo, ahora eres todo un entendido en sushi y comida asiática. Ojo que soy la primera que se pide ensaladilla y salmorejo cuando está en España, pero admito que hasta que me vine a vivir a Alemania, era muy poca la comida extranjera que había probado. Ahora disfruto también de la gastronomía de otros sitios, sin limitaciones. Y por supuesto de la autóctona.
Trabajar en otro ambiente
Aprendes a trabajar en un ambiente laboral diferente, y compruebas por ti mismo que no era cierto todo lo que contaban sobre la eficiencia alemana. Llegar a un país nuevo, mover tu CV por empresas que quizá no sabías que conocías, pasar entrevistas en otro idioma, etc. Consigas o no ese trabajo, es solo un paso más, ya te has llevado una gran experiencia en este proceso.
Viajar es ahora mucho más fácil
Tendrás amigos allí donde vayas, que te recomendarán lugares al que únicamente los que viven allí van. Te sentirás como un local, ya no un turista. Descubrirás barrios desconocidos, de esos que no salen en las guías de viaje, que solo algunos conocen y de los que guardan el secreto con mucho esmero.
Eres más independiente
Reconócelo, saliste de tu casa sin tener muy claro cómo se ponía una lavadora, con tu top 5 de comidas salvavidas y sin mirar lo que cuestan las cosas. Ahora te fijas en si va a llover antes de poner una lavadora, cocinas platos locales y vas por la casa apagando luces como hacía tu madre cuando eras pequeño.
No solamente más independiente, sino también seguro de ti mismo. Ya que no tienes tan cerca el respaldo de la familia y amigos de siempre y eso te curte. Claro que haces nuevas amistades y sabes que tienes a tu familia a un golpe de teléfono, pero aprendes a que tú también puedes solucionar muchas cosas que antes ni te planteabas.
¿Y tú qué piensas? Sin duda, me quedo con la primera. Vivir fuera de tu país te hace darte cuenta de lo pequeños que somos y te ayuda a comprender y aceptar otros puntos de vista.
¿Estás de acuerdo conmigo? ¿Por qué crees que merece la pena vivir en el extranjero? ¿O por qué no?
1 Comentarios